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Fast fashion o moda rápida: 5 formas prácticas de reducir la huella de carbono de tu armario

La industria de la moda produce el 10 % de las emisiones globales de CO2. Por suerte, al comprar productos de segunda mano, reciclar prendas y transformarlas, entre otras tendencias, podemos ir a la moda a la vez que somos sostenibles.

Marcar tendencia siempre ha sido un objetivo a perseguir en el mundo de la moda. Sin embargo, conforme la necesidad de abordar el cambio climático se hace cada vez más urgente — y los pantalones deportivos o elásticos se han convertido en un básico en los armarios del mundo de la pandemia—, la verdadera tendencia que quizá debamos marcar actualmente sea la de reducir la huella de carbono de nuestros armarios.

Puede que te sorprenda saber que la industria de la moda es responsable de alrededor del 10 % de las emisiones mundiales anuales de carbono, lo que supone más que todos los barcos marítimos y vuelos internacionales juntos. De hecho, se prevé que las dañinas emisiones de gases de efecto invernadero del sector de la moda aumenten en más del 50 % para 2030.

El agua es otro preciado recurso natural que se utiliza en grandes cantidades para producir ropa. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se necesitan 3781 litros de agua para fabricar un solo par de vaqueros. El sector de la moda en su conjunto emplea 93 000 millones de metros cúbicos de agua cada año, lo suficiente para satisfacer las necesidades de 5 millones de personas. Cada segundo del día, el equivalente a un camión de basura lleno de textiles se incinera o se vierte en los vertederos; por si fuera poco, la tintura textil es el segundo mayor contaminante de agua a nivel mundial.

Nosotros, como consumidores, somos los responsables últimos del enorme coste medioambiental que supone que las tendencias de la moda magnifiquen la importancia de la ropa que vestimos. Para empezar, la “moda rápida” o fast fashion comprende cada vez más prendas desechables, ya que la gente compra más ropa con mayor frecuencia. Se calcula que, en 2000, se fabricaron 50 000 millones de prendas nuevas; 20 años después, esta cifra se ha duplicado hasta los 100 000 millones. Una persona, de media, actualmente compra un 60 % más de ropa que a principios de siglo y, sin embargo, la conservamos durante aproximadamente la mitad de tiempo.

Nuestro deseo de consumir ropa asequible y producida en masa también ha promovido la mayor globalización de la industria de la moda, lo que genera ingentes cantidades de emisiones de carbono adicionales derivadas del transporte de los productos de “moda rápida” por todo el mundo para satisfacer la demanda de los consumidores que desean obtener los productos que compran de inmediato, ya sea por tierra, mar o aire.

“La mayoría de las personas no se da cuenta de que esos artículos de su armario producen aproximadamente el 10 % de las emisiones de carbono mundiales, así como otros daños medioambientales”, destaca Linda Freiner, Group Head of Sustainability en Zurich Insurance Group (Zurich). “Necesitamos concienciar acerca del carbono en nuestros armarios y, a través de la educación y las medidas que adopte la industria, asegurar que la moda sostenible, y no la moda rápida, sea tendencia en las pasarelas”.

¿Qué se puede hacer para convertir este sector de la economía, en rápido movimiento y aparentemente desechable, en la industria de la “moda sostenible” que necesitamos para un futuro de cero emisiones netas? A continuación, recogemos cinco formas prácticas que pueden ayudarte a tener un armario más respetuoso con el medio ambiente:

1. Textiles nuevos y sostenibles

Es posible que no asocies inmediatamente la ropa a la tecnología de vanguardia, pero el desarrollo de materiales innovadores será un factor clave para lograr que la moda sea más respetuosa con el medio ambiente. El objetivo principal de estos textiles de nueva generación es aumentar la durabilidad y la longevidad de la ropa, o permitir que los materiales a partir de los cuales se fabrica la ropa se reciclen más fácilmente para obtener otros productos.

La tecnología también entra en juego a la hora de fabricar productos de moda a partir de materiales reciclados. Por ejemplo, el calzado deportivo se fabrica actualmente reciclando el plástico presente en los océanos; por su parte, la marca de moda RubyMoon crea bañadores a partir de redes de pesca y plástico usados, con lo que, según esta marca, ha reducido su huella de carbono en un 42 %.

Cambiar a tejidos sostenibles también resultará útil. El Plan de Acción de Ropa Sostenible 2020 (SCAP) establece que el cambio a algodón sostenible — certificado por las iniciativas Better Cotton Initiative (BCI), Organic Cotton y Cotton Made in Africa— mejorará la huella de agua del material y reducirá las emisiones de carbono asociadas con la producción de ropa.

2. Comprar en el mercado de segunda mano

La manera más sencilla de reducir la huella de carbono de tu fondo de armario es contribuir a la denominada economía circular comprando ropa de segunda mano. Aunque debemos seguir comprando de forma razonable y evitar comprar prendas que no nos vayamos a poner a largo plazo, la moda de la ropa de segunda mano no para de crecer gracias a sus beneficios para el medio ambiente. De hecho, se prevé que el valor total del mercado mundial de ropa de segunda mano se duplique con respecto a su valor actual hasta los 77 000 millones de USD en 2025. En 2030, ¿sentiremos la misma animadversión hacia la compra de numerosas prendas nuevas que la que sentimos actualmente por conducir coches que derrochan gasolina o viajar en avión privado?

3. Alquilar o pedir ropa prestada

Dado que una gran parte de nuestras prendas únicamente nos las ponemos en ocasiones especiales, resulta lógico, desde el punto de vista económico y medioambiental, alquilarlas o tomarlas prestadas de amigos y familiares. De esta forma, también puedes acceder a trajes o vestidos más caros que de otro modo no podrías permitirte comprar. Las plataformas de alquiler de prendas como By Rotation y My Wardrobe HQ se han convertido en tendencia y están muy de moda entre los consumidores.

4. Upcycling: transformar y mejorar las prendas de vestir

Transformar algo ya existente para darle otro aspecto o mejorarlo poco tiene que ver con el reciclaje. En lugar de descomponer un artículo antiguo en sus materiales constituyentes para después reutilizarlos, esta técnica utiliza los productos desechados y los transforma en nuevos productos con un valor o calidad mayores que el original. Esta técnica es una de las principales tendencias de moda según Vogue.

Por ejemplo, la marca de moda Reformation fabrica sus prendas con materiales de bajo impacto, tejidos inutilizados rescatados (esto es, existencias de otras temporadas que normalmente acaban en vertederos) y ropa vintage transformada.

5. Reparar y reutilizar

La mayoría de nosotros compramos o recibimos ropa que nunca nos ponemos. De hecho, en algunos países, se estima que el 40 % de la ropa comprada nunca se utiliza. Reparar las prendas dañadas o decidir llevarlas durante más tiempo puede ser de utilidad: un estudio realizado por SCAP en el Reino Unido demuestra que llevar una prenda de vestir durante nueve meses más podría reducir su impacto medioambiental hasta en un 30 %. Cada vez más marcas de moda, como Patagonia, una empresa de prendas de vestir para exteriores comprometida con el medio ambiente que, hoy en día, invita a los clientes a devolver cualquier prenda de ropa a sus tiendas que no se pueda reparar para reciclarla. En el mundo de la moda, las tendencias suelen ser cíclicas. En los tiempos que corren, la forma en que fabricamos, llevamos, reparamos y reutilizamos la ropa también debe formar parte de un ciclo.

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